2012
Aldo Ternavacio
Texto curatorial de la exposición Motivo en Rusia Galería.
Si estos vestidos están aquí, lo están no porque vendrían en nombre de todos los vestidos o de todo aquello que un vestido -que un vestido chemise-, podría metaforizar. Están aquí, inmóviles, expuestos, por un motivo. Este motivo no será expuesto, pero existe. No importa. No importa cuál es el motivo de los vestidos, sino que son los vestidos de un motivo, es decir, de algo que no es arte. De algo que no es arte, es decir, que es la vida. Que es el resto de la vida que no es arte. Y la vida, la vida en la obra Alejandra es también, y sobre todo, el resto del arte que no es arte. Puntos de vista, maneras de ver las cosas. Arte y vida implicados ¿cómo? Como aquel(los) motivo(s) que puede(n) ser visto(s) indistintamente como un pato o como un conejo pero nunca como ambos a la vez.
Una versión actual de un vestido, ¿es un vestido actual? Bueno… sí y no, es decir sí porque no. Lo actual, en este caso, es actual porque es como si no lo fuera. Pero, ¿qué separa al como sí inactual de lo lisa y llanamente inactual (fuera de moda)? Sencillamente, lo irrepetible. Si los vestidos son actuales porque son como si fueran inactuales, es, fundamentalmente, por la completa imposibilidad de repetir. Una clave de la actualidad: repetir tentativamente el pasado para constatar la imposibilidad de repetirlo. Y más. Estas versiones actuales, ¿son realmente ‘vestidos’? Desnudar lo que viste. En el intersticio entre lo actual y lo inactual aparecen otras vidas, otras historias y son, justamente, la vida y las historias que no suelen aparecer. Esas historias que, como las costuras, quedan ocultas en el vestido. Otros motivos. Una práctica artística que se desplaza del objet trouve a cierta imagination trouvé, o también cierto savoir trouvé. Encontrados, sí, pero atención, encontrados no en cualquier lugar. Si Alejandra quiere hacer traducir lo intraducible no es para refugiarse en la nostalgia pop de una vitalidad perdida. Hay otros motivos, motivos irrepetibles: lo que permite seguir existiendo al arte es que hay vida más allá del arte y arte más acá de los motivos. Tres motivos actuales de un motivo extraviado de los ‘70. Si hay algo que se encuentra es porque estaba perdido. El arte de perder los motivos para encontrarlos en la vida. Raison trouve. Motivos encontrados en la traducción, es decir, en las traductoras. Alejandra es a Moni, Ramonita y Negrita, lo que el vestido de los ’70 es a los actuales, lo que la obra es a los vestidos, lo que el pasado es al presente, lo que el arte es a la vida.
¿Dónde está el cuerpo? Y también, ¿dónde está, como suele decirse, “el cuerpo de obra”? Respuesta: donde la mirada no se deja cautivar por el fetichismo de los motivos y el de las “sutilezas teológicas y sus encantos metafísicos”. Lo primero que llama la atención (al menos a mí), es que las nuevas versiones del vestido, en cierta forma, preservan la memoria de un cuerpo que realmente existió y tuvo una vida concreta (se pueden ver sus rastros en el vestido de los ’70). Las tres versiones del vestido están hechas de tal manera que le quedarían igual de justo a aquel cuerpo al que “le calzaba perfecta” la versión inactual de los ‘70. Algo de todo esto recuerda a los fantasmas: la forma del cuerpo pero sin el cuerpo. Extraño secreto el de estas versiones actuales investidas de la imagen y la semejanza de un cuerpo en ausencia. También, extraño secreto por el cual el arte actual conserva su artisticidad ¿Forma de arte pero sin arte (y por eso aún arte)? ¿Forma de contemporaneidad sin contemporaneidad (y por eso contemporaneidad actual)?