ALEJANDRA MIZRAHI

Randas labradas, tierra bordada



2021
Alejandra Mizrahi
Revista nro. 15 Club de Bordado.



“Tejer es una actividad útil, sin duda, y también económica,
pero fundamentalmente es también una actividad cosmológica:
tejer una relacionalidad y una conectividad adecuadas
en la urdimbre y la trama de la tela.”


Seguir con el problema
Donna J. Haraway



Los encajes, y entre ellos uno muy especial: la Randa tucumana

Es propiedad característica del textil su cualidad móvil. Trasladarse, llevar información de un sitio a otro, contar historias, mover mundos y territorios, en definitiva producir espacios de sentido situados tejiendo relacionalidades. Estos objetos tridimensionales abrigan, enseñan, informan, tensionan y posibilitan, testificando cuerpos y entornos. La tela hace de manta que abriga, de soporte mullido sobre el que recostarse, divide espacios y hasta protege de las inclemencias del tiempo. Los textiles pueden originarse a partir de fibras vegetales, animales, sintéticas y artificiales. Responden a diferentes tipos de construcción, planas, de punto, no tejidas, hasta los denominados “otros modos de construcción”, de los cuales forman parte los encajes.
Los encajes son de las labores textiles más antiguas realizadas por el ser humano. Se originaron en las redes utilizadas para la caza y la pesca, no obstante, con el paso del tiempo se las comenzó a bordar con fines decorativos. Durante el Renacimiento fueron muy populares en los Países Bajos diseminándose por Italia y España en los siglos XVI y XVII desde donde llegaron a las colonias americanas imponiéndose como tendencia durante los siglos XVIII y XIX. Los encajes realizados a la aguja se consideran como uno de los más antiguos, ya que en su lógica de construcción lo que se teje de base es una red. “Era conocido por el hombre primitivo el procedimiento de anudar hilos para formar una red, y es de suponer que su aguja de hueso con dientes en cada extremo no diferiría mucho de la que se usa actualmente. Aquella técnica de la red primitiva, hecha en hilo fino y embellecida por un segundo procedimiento -el de componer un dibujo en sólidos por medio de zurcidos-, dió por resultado una especie de encaje que se usaba mucho para paños de altar, antecamas, cubrecamas y cortinas, conocido en España por el nombre de red antigua o malla…”

1. Stapley. M. Bordados y tejidos populares españoles. Madrid, 1924. p.55. Editorial Voluntad.